TDAH
Según la Academia Americana de Psiquiatría, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad o TDAH, es uno de los trastornos del desarrollo más comunes que afectan a los niños. Los síntomas del TDAH incluyen falla de atención (no poder mantenerse enfocado), hiperactividad (exceso de movimiento que no se ajusta al entorno) e impulsividad (actos precipitados que se hacen sin pensar). Es más común entre los niños que las niñas y se presenta en el 8.4% de los niñ@s.
El TDAH casi siempre se detecta en la etapa escolar por problemas en el salón de clases como querer sólo jugar, no poner atención, platicar, pararse o salirse del salón y en casa por dificultad con las tareas escolares y de conducta. Existen niveles de severidad: leve, moderado y severo, que dependen de la gravedad de los síntomas.
Las causas del TDAH no son específicas, pero hay evidencia de que la genética contribuye de manera importante. Por ejemplo, tres de cada cuatro niños con TDAH tienen un familiar con este trastorno. Otros factores que pueden contribuir al desarrollo del TDAH incluyen nacer prematuramente, lesión cerebral y/o que, durante el embarazo la madre haya fumado, consumido alcohol o haya estado bajo estrés extremo.
El diagnóstico requiere de la historia clínica para conocer el desarrollo y las áreas afectadas por el TDAH, cuestionarios para padres y maestros y pruebas cognitivas que permiten determinar si los síntomas corresponden a TDAH o si se pueden explicar por alguna otra razón. Las pruebas ayudan a saber qué otras áreas del desarrollo o aprendizaje afectadas. En ocasiones se requiere de estudios que solicitan otros especialistas como los neuropediatras. Estos estudios como el electroencefalograma ayudan saber si los síntomas se deben al TDAH o si tienen otra causa. Hasta hoy en día no existe una prueba médica que proporcione el diagnóstico.
Es importante que quienes apliquen las pruebas, proporcione los cuestionarios e integre el diagnóstico sea un especialista con experiencia en el manejo del TDAH.
El tratamiento incluye manejo médico y terapia cognitivo conductual para atender los síntomas conductuales. Los estudios científicos han encontrado que una combinación de terapia conductual y medicamentos funcionan mejor, principalmente cuando el TDAH es moderado o grave. Se debe considerar que al ser un trastorno del desarrollo en ocasiones están afectadas otras áreas como el lenguaje, la lectoescritura o el aprendizaje lo cual también requiere que sean atendidas por especialistas.
Los maestros son un eje importante que debe ser incluido en el tratamiento, ya que proporcionan información valiosa acerca de los síntomas y deben implementar estrategias pedagógicas específicas que disminuyan la falla de atención y regulen la conducta de los niños, por lo que la capacitación es importante.
Por otro lado, los padres son una pieza clave y requieren de un programa de entrenamiento para atender a las dificultades conductuales que presentan sus hijos, ya que la conducta es uno de los problemas más significativos que enfrentan, además de que deben mantener acompañamiento terapéutico porque deben ser emocionalmente estables para poder ayudar a sus hijos con las alteraciones del estado de ánimo que también presentan.
las principales manifestaciones clínicas de tdah son:
INATENCIÓN
Falta de atención a los detalles y comete errores por descuido. Dificultad para mantener la atención en tareas o actividades tranquilas. Se distrae fácilmente con estímulos irrelevantes. Parece no escuchar cuando se le habla directamente (como si estuviera en las nubes o perdido en sus propios pensamientos). Dificultad para seguir instrucciones, así como para finalizar tareas. Dificultad para organizar tareas y actividades. Evita o le desagradan tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido. Es descuidado en las actividades diarias.
HIPERACTIVIDAD
Se retuerce en su asiento o mueve excesivamente manos y pies. Se levanta de su asiento en situaciones en las que debería permanecer sentado (se para en el salón de clases). Se comporta como si estuviera impulsado por un motor (exceso de energía). Corre, salta o trepa excesivamente en situaciones inapropiadas (en adultos, sensación de inquietud). Dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio. Habla en exceso (verborreico).
IMPULSIVIDAD
Se anticipa a responder, sin dejar acabar la pregunta. Tiene dificultad para esperar su turno. Interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros.